EL IMPACTO DE LAS EMOCIONES EN EL CUERPO
- debbiesimil
- 2019年7月19日
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Seguro que has escuchado o has dicho la frase “se me pone un nudo en el estómago por los nervios”, “el corazón me late a mil por hora”, pero tal vez no te has puesto a pensar por qué te pasa eso. El cuerpo se expresa constantemente, y es el vehículo que expresa nuestras emociones. Cada vez que sentimos algo, el cuerpo lo manifiesta, por lo tanto, es importante aprender a escucharlo.
Ahora bien, ¿qué son las emociones? Una emoción es un fenómeno complejo y multidimensional que involucra los componentes subjetivos, cognitivos, fisiológicos, expresivos y motivacionales. Lo podemos considerar como un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endócrinos) de origen innato, influidos por la experiencia. Decimos que es innato porque las emociones están presentes desde la concepción, ya dentro de la panza de nuestra madre empezamos a sentir. También es un fenómeno que se encuentra en el reino animal, cuando nuestra mascota mueve la cola para expresar su alegría de vernos.
Las emociones no son lo mismo que los sentimientos. Levav Miriam (2005) explica que el cerebro monitorea continuamente los cambios en el cuerpo. El cuerpo “siente” la emoción al mismo tiempo que la experimenta. Los mecanismos neurológicos de la emoción y el sentimiento se desarrollaron en los humanos para permitir conductas apropiadas en situaciones que no requieren pensamiento consciente. Las conductas apropiadas se aprenden y son influenciadas por la cultura.
Cada vez que se presenta una emoción, sea de tristeza, de alegría, viene acompañada de un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación concreta que dio origen a tal emoción. Por ejemplo, cuando estamos felices porque nos ha ido bien en un examen, en un proyecto para el trabajo, podemos tener pensamientos relacionados con esa alegría tales como “todo el esfuerzo ha valido la pena” “soy capaz de lograr lo que me propongo”, nuestro cuerpo expresa esa alegría con sonrisas, con ganas de movernos para contarle a nuestros allegados lo que ha pasado.
Entonces, ¿Cuáles son los tipos de emociones que un ser humano puede experimentar?
Existen 6 tipos de emociones:
El Miedo es la anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad. La sorpresa se define como un sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede pensarse como una aproximación cognitiva para saber qué pasa. El asco o la aversión implica una sensación de desagrado que produce alguien o algo y que impulsa a rechazarlo. La ira que es un estado emocional que a varía en intensidad, yendo de la irritación leve a la furia intensa. La alegría abarca una sensación de bienestar, de seguridad, de placer. Por último, la tristeza la podemos definir como un estado de ánimo en el cual el individuo experimenta desesperanza, pesimismo, desamparo y desmotivación.
Las emociones son importantes, no sólo porque nos ayudan a entender la relación con nosotros mismos y con el entorno, sino porque poseen una finalidad adaptativa, es decir, las emociones cumplen funciones. Teniendo en cuenta las 6 emociones anteriormente -mencionadas, vamos a explicar para qué sirven cada una de ellas: El miedo es una emoción de protección, nos anticipa ante un posible peligro. La sorpresa nos ayuda a orientarnos frente a la nueva situación. El asco o aversión nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante que nos incomoda, entonces nos alejamos. Gracias a la ira (en su justa medida) toda la energía necesaria se dedica a asegurar nuestra supervivencia ante un ‘ataque’. La alegría nos induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien), te empuja a compartir con los demás, te llena de energía, despierta la curiosidad, focaliza la atención. Por último, la tristeza nos motiva hacia una nueva reintegración personal, es decir, permite lograr el necesario reajuste de la perdida, la adaptación a la nueva situación y el aprendizaje y análisis del fracaso que nos permite el desarrollo.
La capacidad de reconocer nuestras emociones y las de los demás se llama Inteligencia Emocional, término acuñado por el psicólogo Daniel Goleman. Este autor explica que la Inteligencia Emocional es el conjunto de habilidades que sirven para expresar y controlar los sentimientos de la manera más adecuada en el terreno personal y social. Incluye, por tanto, un buen manejo de los sentimientos, motivación, perseverancia, empatía o agilidad mental. Para Goleman, la inteligencia emocional implica cinco capacidades básicas: descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear una motivación propia y gestionar las relaciones personales.
Entonces, ¿Qué pasa cuando no escuchamos nuestras emociones de tristeza o de ira? Se transforman en sufrimiento físico, y cuanto más tratamos de ignorarlas, más fuerza toman. Es necesario aprender a escuchar a nuestro cuerpo que nos expresa la presencia de emociones displacenteras y no tratar de tapar esos síntomas físicos con medicamentes u otros medios externos.
Es importante recordar que las emociones siempre se expresan, en todos. Cada persona las puede manifestar de manera particular. La expresión emocional está influenciada por la cultura donde hemos nacido y de la que formamos parte. También interviene la personalidad y el contexto en el que hayamos crecido.
David Lebreton, en año 2012, explicaba la relación entre emoción y contexto. Así, definía a la emoción como una interpretación, expresión, significación, relación, regulación de un intercambio; que se modifica de acuerdo con el público, el contexto, se diferencia en su intensidad, e incluso en sus manifestaciones, de acuerdo a la singularidad de cada persona. Se cuela en el simbolismo social y los rituales vigentes. No es una naturaleza descriptible sin contexto ni independiente del actor.
Con lo mencionado hasta ahora nos preguntamos cómo una emoción llega a ser expresada por el cuerpo, para contestar ésta pregunta debemos pensar en la fisiología del ser humano: Según Damasio "la ocurrencia de un proceso emocional;se inicia, bien con la percepción de un objeto o situación, o bien con el recuerdo de ese objeto o situación; en ambos casos, el resultado es la activación de los núcleos del troncoencéfalo, el hipotálamo y la amígdala. Luego, estas estructuras liberan hormonas de varios tipos en la corriente sanguínea, que se dirigen, por una parte, hacia diversas zonas del propio cuerpo, y por otra parte, hacia distintas zonas cerebrales, con lo cual se modificará el estado cognitivo y la forma de procesar la información
Las emociones han sido un objeto de investigación milenario. Un estudio reciente realizado en Finlandia, donde participaron más de 700 personas, se enfocó en investigar cómo nuestro cuerpo y emociones se relacionan inevitablemente. Los científicos crearon un mapa corporal que muestra cómo, dependiendo del tipo de emoción que estamos sintiendo, percibimos diferentes partes del cuerpo. Los sujetos del estudio, al sentir una emoción, tenían que señalar las diferentes partes del cuerpo que experimentaban de forma más intensa.Los resultados fueron sorprendentes, pues mostraron que, la mayoría de participantes habían señalado las mismas zonas corporales dibujándolas con diferentes colores.
Las mayoría de emociones básicas (enfado, miedo, tristeza, sorpresa) pero también emociones más complejas como pueden ser (disgusto, ansiedad, vergüenza y envidia) se localizan en la cabeza y en la parte superior del cuerpo, cerca de los órganos vitales, a excepción de la felicidad, la tristeza y la vergüenza que abarcan todo el cuerpo, el resto de emociones se localizan sobre todo en la cabeza y en el tronco superior mayoritariamente. El mapa corporal de las emociones es universal, pero como hemos mencionado, la expresión varía según la cultura.
Cristian Fleche en su libro “El origen emocional de las enfermedades” explica que cuando un órgano se considera enfermo o que produce síntomas, expresa la función biológica correspondiente con la carencia o el exceso (cantidad), o con una calidad insatisfactoria. Luego, en una entrevista ampliaba sus conocimientos explicando que No todo conficto crea una enfermerdad, es necesario que sea dramático, imprevisto, vivido en soledad y sin solución. Cuando se dan estos cuatro criterios, el trauma se manifestará a través de la biología. También explica que Distintas emociones corresponden a distintos órganos del cuerpo: todo lo que tiene que ver con la epidermis responde a conflictos de separación; el esqueleto, a una desvalorización; la vejiga corresponde a conflictos de territorio. Para las mujeres diestras, problemas en el seno y hombro izquierdos corresponden a problemas con los hijos y viceversa para las zurdas; los desajustes en el seno y hombro derechos corresponden para las diestras a problemas con la pareja y viceversa. Estos son algunos ejemplos que, si bien no están fundados científicamente, los podemos llegar a entender desde la racionalidad.
Según López (1999), las personas que experimentan ansiedad crónica, prolongados períodos de tristeza y pesimismo, tensión continua u hostilidad, cinismo o suspicacias implacables, tienen el doble de riesgo de contraer una enfermedad incluidas: asma, artritis, dolores de cabeza, úlceras pépticas y problemas cardíacos.
Esta percepción hace que las emociones perturbadoras sean un factor de riesgo tan dañino como lo son, por ejemplo, el hábito de fumar o el colesterol elevado para los problemas cardíacos, es decir, una importante amenaza a la salud. Así se reconoce que las reacciones psicológicas negativas o desfavorables, en ocasiones, son las determinantes primarias de ciertos tipos de migrañas, úlceras y otros trastornos gastrointestinales, dolores musculares e inflamaciones, dificultades cardíacas, entre otras dolencias registradas.
La psicóloga Patricia Rodriguez explica que “las reacciones de ansiedad, tristeza, depresión e ira, que alcanzan niveles demasiado intensos o frecuentes tienden a producir cambios en la conducta, de manera que se olvidan los hábitos saludables (el ejercicio, dieta adecuada.) y se desarrollan conductas adictivas (tabaquismo, etc.) o que ponen en peligro nuestra salud. Las reacciones emocionales mantienen niveles de activación fisiológica intensos, que pueden deteriorar nuestra salud si se cronifican. Por ejemplo, los pacientes con hipertensión arterial, asma, presentan niveles más altos de ansiedad e ira que la población general. La alta activación psicológica puede estar asociada con un cierto grado de inmunodepresión, lo que nos vuelve más vulnerables al desarrollo de enfermedades infecciosas (como la gripe, herpes, etc.) o de tipo inmunológico (lupus eritematoso, esclerosis múltiples, etc.). La risa y el buen humor pueden ser herramientas efectivas para enfrentarse a la enfermedad. La capacidad de estar de buen humor imprime sentido de perspectiva a nuestros problemas.
En resumen, como explica el Instituto de Programación neurolingüística de Barcelona, Nuestro cerebro envía señales a nuestro cuerpo cuando gestionamos ciertas situaciones, causando ciertos cambios fisiológicos sin que normalmente nosotros seamos conscientes de ello. Lo que pretenden estas sensaciones corporales es ayudar a nuestra mente a reconocer las emociones que tenemos. Esto podría explicar por qué hacer un esfuerzo por sonreír más o sentarse recto en lugar de encorvado puede alterar nuestro cerebro, mejorar nuestro estado de ánimo, y cambiar nuestra disposición general frente a determinadas situaciones
Por: Debbie Simil -Licenciada en psicología - Perfil Público
Bibliografía
Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad. Nº10. Año 4. Diciembre 2012‐marzo de 2013. Argentina. ISSN: 1852‐8759. pp. 69‐79. Por una antropología de las emociones* For an anthropology of emotions David Le Breton** Universidad Marc Bloch de Strasbourg, Francia.
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